Emotional Hunters: Agentes activos en la definición de las ciudades
El concepto de ciudad reconoce que las ciudades deben responder a determinados objetivos sociales, medioambientales, políticos, culturales, físicos y, por supuesto, económicos. Pero… hay cosas a la ciudad que la hacen, y lo diré al estilo Sterling, algo menos comprometidas, más ‘ineficientes’, y exponencialmente anti-inteligentemente bohemias que hacen que tu coraza emocional se haga añicos.
Y es que ser ciudadano es demasiado pesado incluso para los que viven de ello. Nuestro concepto sobre la ciudad, más cercano al ‘Manifiesto’ que Sterling propone para ‘ciudadanos inteligentes’ que a la mayoría de las teorías del Instituto Tecnológico de Massachusetts sobre las ‘ciudades inteligentes’, pasa por dejar la visión antropomorfizada para nuestro propio yo y ser capaces de controlar las emociones aun cuando la situación coyuntural nos lo pone difícil.
Es en ese terreno de los ‘difícil’ donde las emociones se desenvuelven a una mayor intensidad y son capaces de convertirse en agentes activos en la definición de las ciudades. Es decir, que “las emociones, contempladas no de un modo romántico e intimista, sino entendidas como un nodo cultural en el que confluyen distintas corrientes, son sintomáticas y reveladoras de procesos de conformación de la individualidad y códigos sociales que se expresan y se formalizan por primera vez en ellas”. ( Emociónese así de Eloy Fernández Porta)
Aquí siguen algunos argumentos visuales más sobre cómo *la inteligencia de los ciudadanos está en ese milagroso orden espontáneo en el que se da la vida de la ciudad. Son las personas las que generan las inteligencias para el funcionamiento de las ciudades. Imperfectas, conflictivas, desastrosas a veces, mejorables siempre.