— blog.ciudadesemocionales

Territorios sensibles II: De la poética a la denuncia

TerritoriosIILas ciudades son áreas urbanizadas asociadas comúnmente a la industria y a una alta densidad de población. «La ciudad es una aglomeración importante organizada para la vida colectiva en la que una parte notable de la población vive de actividades no agrícolas», dice Max Derruau en su Tratado de geografía humana. Cuando pensamos en una ciudad a nuestra mente acuden imágenes muy concretas: asfalto, automóviles, edificios, trabajo; instituciones, mobiliario y equipamientos urbanos, plazas, suburbios… y millones de personas en constante movimiento.

Pero una ciudad es mucho más que la aglomeración de estos factores. Las ciudades son tierras habitadas: transeúntes, lugareños, inmigrantes, vecinos… Las ciudades son historias personales. Están hechas de gente y, por ende, de emociones, de sentimientos que circulan con ellas entre parques y avenidas. Las ciudades son mutantes, se trasforman de la misma manera en que se transforman las personas: unas vienen y otras se van; algo se borra y algo permanece en ellas.

En los centros urbanos los habitantes se relacionan de formas muy diversas con el espacio que habitan; y sus experiencias, de una u otra forma, son sensibles, están llenas de emociones. Pero estas maneras de relacionarse no se limitan únicamente a una conciencia sobre los lugares de experiencia, sino que pueden conectar las emociones con muchas otras reivindicaciones, denuncias, proclamas o consignas. Es posible capturar imágenes sensibles de una ciudad que revelen y hagan relevantes otras ideas críticas. Consiguiendo mensajes eficaces que se valen de recursos poéticos para crear conciencia sobre temas de interés para nuestros espacios habitables.

Ciudades Emocionales os propone en este segundo recorrido de sus Territorios Sensibles una mirada poética al entorno que hace emerger las emociones ocultas en los espacios, pero también una serie de posturas críticas sobre las formas de entender e intervenir la ciudad.

1. Dos niños bañándose en una playa de Recife, Brasil son capaces de hurgar en el fenómeno de la especulación inmobiliaria: la imagen es la de un potente rayo de luz que marca una franja sobre el mar. A esa línea que se abre al horizonte se introducen dos niños que corretean bañados por ese único has de sol y dan dimensión a ese juego de grandes luces y sombras. ¿De dónde proviene esa línea? ¿Qué es lo que la produce? ¿Qué es lo que interfiere para que el resto de la luz del atardecer bañe la playa? La respuesta es fácil de imaginar.

2. Una pareja duerme sobre un colchón flotante que navega entre una corriente muy serena. El sonido que acompaña su sueño remite a la repetición de los ecos de las olas a la orilla del mar. Un sonido sin duda asociado a nuestra idea de relax. Hasta que de pronto el plano se abre y elimina la ilusión. Descubrimos que no es el mar sino un canal suburbano, enclavado en medio de grandes edificios, y atravesado por una autovía. Los ecos del mar son en realidad la oscilación de los sonidos del tráfico: esa momentánea idea de paraíso se diluye rápidamente.

3. Una escena de despedida se convierte en una acción poética, cultural y solidaria. Una forma de intervenir en la ciudad y de incidir sobre nuevas formas de consumo cultural; y al mismo tiempo nuevas formas de compartir y crear comunidad. Cientos de globos son lanzados por toda la ciudad de Barcelona conteniendo un pequeño regalo: la entrada a una obra de teatro. La acción es una forma de decir adiós a la experiencia que un residente extranjero (brasileño) ha tenido en la ciudad durante los últimos tres años.

Tres formas muy particulares de poetizar el espacio y al mismo tiempo hacernos reflexionar sobre lo que acontece en nuestras ciudades. Las ciudades se revelan sensibles en estos tres vídeos, cada mirada es una historia, cada imagen es en realidad un juego mucho más profundo de significados.

Por Fernanda Gusmão & Mario Hinojos

0 comments
Submit comment